Jean Carlos Medina, un abogado dominicano radicado en Miami, Florida, forma parte del grupo de nacionales que migran a Estados Unidos y logran poner en alto el nombre de su tierra con su trabajo, dedicación y sacrificio.
Nacido y criado en el barrio de Los Minas en Santo Domingo Este, Medina partió en el 2013 hacia Estados Unidos después de graduarse con honores de la licenciatura de Derecho y a 10 años de llegar a territorio estadounidense ostenta con orgullo la insignia de ser fiscal en el estado del Sol.
El dominicano cuenta las vicisitudes que atravesó para alcanzar sus objetivos tanto viviendo en un barrio en la República Dominicana como inmigrante en los Estados Unidos, sin embargo, resalta su perseverancia y su fe en los designios de Dios en su vida.
Su vida en RD
Medina cuenta en entrevista que durante los primeros años de su vida vivió junto a su madre en la parte de Santo Domingo Este conocida como Los Minas viejo; pero una pelea con machetes entre dos individuos hizo que su madre se replanteara otorgarle a su pequeño hijo un mejor ambiente para su desarrollo.
Por esta razón, a la edad de 8 años, Medina pasa a vivir con una hermana de su madre, que vivía en una parte menos peligrosa de Los Mina y le garantizaba un crecimiento con menos violencia a la que estaba expuesto en su antiguo hogar.
“Mi mamá no quería exponerme a ese día a día”, explicó el dominicano.
Rosa Matos, la madre del hoy fiscal de Florida, era una maestra afiliada al sector público en la República Dominicana, pero mientras su hijo cursaba la primaria se empleó en el Colegio Loyola en el Distrito Nacional, lo que le permitió a Medina estudiar en la reconocida institución con una beca hasta terminar la secundaria.
A pesar de ser “el hijo de la maestra” y no compartir el mismo nivel socioeconómico que sus compañeros, Medina explica que usó su tiempo en el colegio para “perseverar y seguir estudiando”, esfuerzo que se vio recompensado con el premio al estudiante con el mayor espíritu de superación en su graduación de secundaria.
“Ellos veían en mí ese deseo de querer estudiar, de querer superarme. De querer hacer algo que nadie en mi familia haya hecho anteriormente”, expresó.
Luego, pasó a estudiar Derecho en la Universidad Católica Santo Domingo y a mitad de carrera es aprobada la petición que interpuso su padre para que fuera a vivir a los Estados Unidos.
El dominicano llegó a Miami en 2010 y, tras su visita, concluyó que tenía que regresar a República Dominicana a terminar la carrera que había empezado y retornar a Estados Unidos mejor preparado a nivel de inglés y conocimientos de su carrera para poder tomar los exámenes de admisión y evitar llegar a ese país a solo emplearse en un trabajo poco remunerado.
Así lo hizo. Gracias a un permiso de dos años otorgado por el Gobierno de los Estados Unidos, Medina regresó a la República Dominicana para terminar su licenciatura en Derecho, graduándose cum laude en 2012, mientras trabajaba y servía de proveedor para su familia.
Cuando decidió irse a vivir a los Estados Unidos, Medina lo hizo con la satisfacción de haber logrado lo que se propuso con su esposa a su lado y con Dios al mando de sus vidas. El dominicano hace responsable a su pareja de que el Señor ocupe un puesto céntrico en la familia que decidieron formar.
El inicio en los Estados Unidos
Empezar desde cero en un país extranjero siempre genera un sensación de incertidumbre, pero si había algo de lo que Jean Carlos estaba seguro era de que no quería invertir su tiempo en un trabajo distinto a lo que había estudiado y fue consciente de que para lograrlo tenía que retomar los estudios y familiarizarse con las complejas leyes estadounidenses.
Con esta convicción, Medina ingresó una vez más a la universidad, esta vez gracias a una beca que recibió vía a su padre que trabajaba en Saint Thomas, pero todavía no era el momento de ingresar a la Escuela de Derecho y a cambio hizo una maestría en negocios internacionales, lo que le proveyó el sustento para él y su familia por unos ocho años.
Sin embargo, Medina seguía escuchando esa voz que lo exhortaba a dedicarse a lo que de verdad le apasionaba. Es por ello que en 2021 retoma la universidad esta vez sí para obtener un título en Derecho en la Nova Southeastern University, lo que le llevó unos dos años, pero una vez más demostró que era bueno en lo que hacía.
Medina explica que una de sus clases para obtener el título de Juris Doctor era hacer una práctica en la que defendía dos casos: uno penal y uno civil, ganar uno es lo que aspira la mayoría, ganar los dos solo es un privilegio otorgado a aquellos considerados como excelentes litigantes y entre ellos se encuentra este dominicano, a quien la institución le otorgó el Cali Award Trial Advocacy por su desempeño al defender ambos juicios.
Ganar este premio significó que, una vez agotara el proceso para poder ejercer en el estado, la Fiscalía de Florida lo llamara para formar parte de sus filas en septiembre de este año, a casi tres meses de llegar allí, Medina asegura que vive “un sueño” y se siente orgulloso de los resultados que ha obtenido.
“Estamos aquí trabajando para ayudar a la comunidad, para representar a los dominicanos, a los hispanos, pero también, en primer lugar, para servir a Dios y hacer que la justicia siempre prevalezca”, dice Medina sobre el compromiso asumido en la labor que desempeña.
El dominicano cuenta que en el primer mes en la Fiscalía de Florida se encargó de los delitos menores y luego fue cambiado a delitos mayores. Explica que actualmente trabaja en los casos de jóvenes menores de 18 años que comentan un crimen y se encarga de defender a la víctima, asegurándose de identificar si el infractor debe ser aislado o no de la comunidad, o finalmente recluido.
“Siempre me gustó defender al que no tiene voz. Me gustaba siempre como ser esa voz de la persona que no tiene quien le defienda”, reflexiona Medina sobre lo que lo motivó a estudiar Derecho.
Convertirse en un fiscal en Estados Unidos después de dejar toda su vida en República Dominicana fue como “un sueño hecho realidad” para Medina, por lo que quiere que otros dominicanos en sus mismas condiciones vean que pueden aspirar a más y lograr lo que se propongan si se esfuerzan y colocan a Dios frente de sus decisiones.
“En el trabajo duro no hay atajos”, es el mensaje que Jean Carlos Medina quiere dejarle a los jóvenes junto al llamado de luchar por lo que sus metas y asumir riesgos que los hagan moverse de su zona de confort y los acerquen más al objetivo que se hayan fijado.